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EL IMPERDIBLE

Por Scop para carreraspopulares.com

EL IMPERDIBLE

Ponga un imperdible en su vida


Cuando se consulta esa maravillosa palabra en el diccionario electrónico de la RAE, los eruditos la definen como:

1. adj. Que no puede perderse.
2. m. Alfiler que se abrocha quedando su punta dentro de un gancho para que no pueda abrirse fácilmente.

Centrándonos exclusivamente en la segunda acepción para no perdernos con la primera, se trata de un objeto que puede nombrarse por varios sinónimos de similar utilidad, a saber: broche, pasador, prendedor, hebilla, aguja, corchete, alfiler, gancho, espetón, fijador, topo, zanca, etc.

Bajo este aparentemente sencillo nombre se esconde uno de los objetos más utilizados pero menos glosados de nuestra particular parafernalia pop, estamos hablando de “el imperdible”, ese gran desconocido.

En las carreras se ha visto a gente corriendo sin la zapatilla izquierda, a otros descalzos, con peluca de colores... pero nunca a alguien sin ellos; los imperdibles siempre están presentes en la indumentaria de cualquier corredor que se precie, ya se trate de pops como de pros.

Algo punzante en ocasiones este singular objeto se revela como uno de los más útiles entre todos los que manejamos los corredores con el paso del tiempo, siendo esta una circunstancia algo extraña – si cabe - puesto que ni protege, ni entrena, ni calienta, ni amortigua, ni refresca, ni cronometra, ni mide, ni alimenta, ni da consejos, ni evita lesiones, ni ayuda a mejorar... simplemente sostiene.

Ocasionalmente podrías pincharte un michelín durante la operación de acoplamiento con el dorsal y la camiseta pero eso lo iremos analizando más adelante; al oír tu espeluznante grito de dolor no exento de sorpresa y con los nervios del momento el resto de corredores congregados podrían interpretar que se ha dado la orden de salida, lanzándose hacia delante en estampida y liándose allí mismo la marimorena. Por menos que eso han descalificado a más de uno.

Bien, volviendo al tema, ¿en que consiste entonces tan peculiar utilidad?, bastante sencillo en esencia: consiste principalmente en sujetar en lugar visible el dorsal, es decir ese trozo decorado de tela o papel, sobre el que también me propongo escribir en ocasión venidera, a una camiseta o top, de forma tal que espectadores y jueces puedan reconocer a su exultante portador mediante un guarismo concreto, expresión de cantidad compuesta de dos, tres o más cifras, identificador.

Conste que nombro a ambos objetos por exigencias del guión, además de ser una pareja de hecho que precisan oficializar su unión para tener cierta consideración legal en cualquier carrera que se precie, ya que tanto uno como otro pueden estar viviendo sus últimos momentos de felicidad y gloria atlética debido a la aparición de otro invento americano que los podría jubilar, incluso anticipadamente, estamos hablando del chip.

De nuevo consultamos el diccionario de la RAE para encontrarnos con que: un chip es un pequeño circuito integrado que realiza numerosas funciones en ordenadores y dispositivos electrónicos. No confundir con patatas chip, que deben ser otra cosa.

También espero que no seamos simples dispositivos electrónicos aunque, salvando las distancias, para el susodicho chip nuestro cuerpo bien podría ser el ordenador donde desarrollar su cometido. De momento se conforma con ir sujeto a una zapatilla, pero esto puede ser solo el principio de la invasión de los cuerpos, hoy es la zapatilla, mañana quien sabe.

Bien, pues a pesar de su evidente utilidad práctica, altas prestaciones técnicas y de su larga permanencia en nuestro deporte es muy raro encontrar un artículo sobre los imperdibles; algún simple consejo al respecto que nos ayude a comprender para que están ahí y como se optimiza su uso; en fin nada, todo se deja a la habilidad personal de los usuarios; quizás la carencia que comento se deba a su modestia innata o a esa metálica timidez que les caracteriza y les mantiene encerrados sobre sí mismos, como si de avestruces se tratase, impidiendo que se escriba sobre ellos más allá de cuatro palabras seguidas.

Por eso hoy, en esta ociosa y soporífera tarde de domingo, quiero romper una lanza en su favor escribiendo este pequeño opúsculo en agradecimiento a su positiva contribución a la vida moderna; sin la cual difícilmente hubiera podido participar en carrera popular alguna, ya que habría sido automáticamente eliminado por la organización en cualquier control de paso.

Para hacerlo en condiciones aceptables hago acopio de un buen kit de estos sofisticados alfilercillos, los pongo sobre la palma de una de mis manos, me visto con una camiseta de tiras de esas de salir a correr mucho y me dispongo a probar por mi mismo, sobre mi propia carne, su supuesta utilidad.

Pero, antes de la previsible escabechina, hagamos un ligero repaso a la historia de sus orígenes y conozcamos mejor su peculiar personalidad:

Construido a partir de la idea original de los alfileres, el imperdible se materializa sobre una pequeña pieza que combina sabiamente todos o algunos de los siguientes metales: cobre, hierro, aluminio, oro, plata y platino; supongo que ahora será muy diferente y que los habrá incluso de plástico reciclable, pero así eran en los tiempos en que los inventó el norteamericano Walter Hunt, allá en su Nueva York natal, hacia el año 1849.

Mr. Hunt es autor de otros cuantos inventos importantes, otro de ellos la máquina automática de coser, por lo que al inventar el imperdible no hacía sino reforzar una misma idea, unir dos cosas de forma sencilla y permitir desunirlas a voluntad, es decir con vuelta atrás, ofreciendo una segunda oportunidad.

Estaba una tarde el bueno de Walter sentado en su despacho pensando en como devolver una deuda de 15 dólares que le agobiaba; entre las manos sostenía un pequeño trozo de alambre que retorcía nervioso una y otra vez con los dedos cuando, al cabo de unas cuantas horas, más o menos lo que tardamos de media los pops en completar un maratón, se encontró con que había inventado el imperdible. Sencillo y casual, como todo lo genial.

Realmente el imperdible ya lo habían inventado mucho antes los griegos y romanos antiguos, pero este hombre le añadió el mecanismo de resorte y el cabezal donde se esconde la punta; vendió la idea a su acreedor por 400 dólares y con ello echó a perder la posibilidad de que sus herederos ganasen millones y millones cuando le llegó el éxito al pequeño invento.

Según fuentes bien informadas parece ser que los antiguos iberos y los fenicios utilizaban un utensilio similar de nombre un tanto raro “la fíbula”; sin embargo al tratarse de auténticos comerciantes decidieron patentarlo después de una comida de negocios y perdieron la ocasión de salir por la puerta grande en esta historia del imperdible.

Ya veis lo útil que puede ser tener una deuda, un alambre y algo de tiempo libre por delante... ¿a qué estáis esperando para inventar algo?; en lugar de perder el tiempo leyendo o saliendo a correr, podríais estar cimentando vuestro futuro económico sobre unas cuántas ideas geniales; según mis informantes todavía queda por inventar algunas cosillas, como por ejemplo... ¡vaya, ahora no me acuerdo!, pero cuando lo hagáis ¡no olvidéis patentarlo a la velocidad del rayo!.

Por si acaso yo voy a empezar a llevar siempre unos metros de alambre en el bolsillo, a ver si puedo arreglar lo de tener tiempo libre porque deudas... en fin, para que hablar, supongo que más o menos como todos.

A la hora de la verdad nunca olvido llevar un buen surtido de imperdibles en la bolsa de deportes; de hecho en uno de los bolsillos laterales llevo de forma permanente entre 15 ó 20, enganchados unos con otros de tal forma que, al intentar soltarlos, suelen atacarme ferozmente, a pesar de su apariencia inofensiva, dejándome los dedos al terminar como si me hubiera realizado una prueba de lactatemia.

Esta reserva extraordinaria de pinchos agresivos, por tenerlos encerrados en la bolsa tantos días, le ha venido bien a más de un corredor que, al llegar a la zona de salida, en más de una carrera, se acuerda de repente que no ha llevado lo suyos y me solicita algunos en préstamo, alquiler e incluso renting.

Continuación ....


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