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Confianza ciega

Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
Patxi Saavedra y Roberto Cordero, en la Casa de Campo de Madrid
Patxi Saavedra y Roberto Cordero, en la Casa de Campo de Madrid

Es sábado, por la mañana. A pesar del frío del invierno madrileño y del viento gélido que sopla con fuerza, Patxi y Roberto charlan animados mientras corren junto al lago de la Casa de Campo, como cada semana. Corren muy juntos, al mismo ritmo, con el paso sincronizado. Parecen un sólo corredor. De hecho, van unidos por un pequeño artilugio en las manos. Patxi guía; Roberto se deja llevar. Los olores y sonidos del ambiente le hacen disfrutar de la naturaleza y de la carrera. Es ciego, pero corre contento, porque puede verlo todo a través de los ojos de Patxi. Tiene plena confianza en su amigo.


Roberto nunca olvidará la semana del 7 de junio de 2012. En apenas unos días, sus ojos se apagaron. Su débil visión, afectada por un glaucoma y una degeneración macular, se deterioró de forma abrupta. Como si una persiana que durante años fuera bajándose lentamente, cayera de golpe para dejar sólo entrar la luz por los pequeños agujeros entre los listones.

Hasta entonces, Roberto Cordero (43 años) corría por su cuenta, no necesitaba ayuda. A pesar de tener un bajo porcentaje de visión, se defendía en entrenamientos y carreras. "Incluso había hecho maratones solo", recuerda. "Pero cuando llegas a los 40 años, la mácula tiende a estropearse bastante. En cuestión de tres meses perdí la capacidad de defenderme solo. Fue muy rápido".

Roberto tuvo que dejar de correr. Aunque eso no fue lo que más le marcó aquellos días. "Lo peor fue llegar al colegio y no conocer a mis hijos, es algo muy jodido. Se te cae el mundo encima".
Durante meses, Roberto no dio ni una sola zancada. Ya no podía siquiera distinguir las formas y los caminos del parque que hay junto a su casa, y salir a correr solo era peligroso.

El guía

Necesitaba volver a correr, pero tenía que hacerlo acompañado. Si por algo se caracteriza la comunidad de corredores es por la solidaridad y el apoyo que se brindan unos a otros. Así que, cuando se publicó en el foro de Internet Forofos del Running un texto pidiendo un voluntario para correr con Roberto y hacerle de guía en sus entrenamientos y carreras, su vida cambió.

Fueron varios los que se ofrecieron, y el primero que quedó con Roberto fue Patxi Saavedra. Quedaron para conocerse y correr. Los dos iban con miedo y respeto a la situación. Era algo nuevo para ambos. "Al principio no sabes muy bien qué hay que hacer", explica Patxi. "Pero cuando sales un par de veces ves que tampoco es tan difícil. Se trata de acoplar tus ritmos a los de él". Algo que requiere hacer algunos cambios en la forma de correr del guía. "Lo importante es que los movimientos de los dos vayan muy sincronizados. Y eso te lo da la práctica".

Después de más de dos años corriendo juntos, lo han conseguido. "Nos hemos ido adaptando poco apoco y ahora vamos muy acompasados", dice Patxi. Y se genera un vínculo de confianza entre ambos fundamental. "El ciego debe saber que cuando va corriendo puede ir tranquilo, porque el guía lo lleva todo controlado", apunta Roberto.

"Al principio tenía miedo, porque mi enfermedad ha degenerado mucho en apenas dos años", confiesa Roberto. "Pero con Patxi tengo confianza plena. Ahora mismo, en una carrera, con sólo mover un poco un brazo o darme una mínima advertencia ya sé lo que tengo que hacer" .
La compenetración en la carrera es fundamental, pero también en el plano personal. Se conocen muy bien, y eso ayuda a Roberto a llevar mejor los continuos cambios en la percepción que le provoca su enfermedad. Su porcentaje de visión es ahora de menos un 10% en el ojo izquierdo y 0% en el derecho.

"De una semana a otra las cosas cambian mucho, y no me entero de nada. Pero Patxi me dice que esté tranquilo. Él sabe qué cambios de luz me molestan y cuáles no", asegura Roberto, que a sus problemas visuales se le una la fotofobia. "Hay días que corro peor, cuando hace mucho sol, o porque la luz del sol da en asfalto mojado y refleja. En realidad yo sólo percibo bultos. Pero con Patxi voy perfecto, lo lleva todo controlado. Si fuera con otra persona con la que no he corrido nunca, iría con mucha más precaución ".

Roberto y Patxi participando en la Media Maratón por la Naturaleza de Hoyos del Espino, en Ávila
Roberto y Patxi participando en la Media Maratón por la Naturaleza de Hoyos del Espino, en Ávila

En las carreras

Precisamente, hay ocasiones en la que Patxi no puede acompañarle, así que otros corredores, también de Forofos del Running, hacen el papel de guía. Cuando se da esta situación por primera vez, es Roberto el que toma las riendas. "Tienes que intentar desdramatizar. Soy ciego, al nuevo guía le va a dar apuro, siente una responsabilidad. Mi misión es quitar hierro a la situación". Roberto añade que lo importante es que para el acompañante debe ser una "experiencia positiva, no traumática".

Lo ideal es que el corredor guía tenga un nivel superior al ciego, sobre todo si este último quiere mejorar su marca en una carrera. Si es para un rodaje suave no es importante. "El guía debe ir cómodo", explica Roberto. "Es el ciego el que debe ir forzado, eso te garantiza más posibilidades de éxito".

Lo mejor de todo es que Roberto y Patxi han conseguido crear un tándem de lujo capaz de correr a buen ritmo. "Nuestro objetivo en la Maratón de Berlín en 2014 era bajar de 3.30, aunque no salió por lesión, pero íbamos preparados para ello", cuenta Patxi. "En media maratón tenemos 1.40 y queremos bajar la marca en la que se celebra junto con el Rock and Roll Madrid Maratón en abril. Y en 10 kilómetros hemos hecho 43 minutos y ya queremos bajar la marca". La clave de una buena compenetración, como describe Patxi, está en que "el guía debe acompañar, traducir lo que el ciego hace y acoplar su ritmo al del guiado".

En las carreras, su labor se complica. Sobre todo en las salidas, cuando hay más aglomeración de gente. "Hay que tener en cuenta que estás pidiendo paso para dos personas, pero cuando se dan cuenta que vas con un corredor ciego te dejan pasar". Por ello, es importante la colaboración de los corredores. "Lo normal es que te animen, te aplaudan".

unque lo que destaca Patxi es el hecho que las organizaciones de algunas carreras les apoyen dando la posibilidad de realizar la inscripción compartida. "Al final, el que va a correr es el ciego, los guías somos acompañantes. En pruebas como la Carrera del Agua en Madrid o en la Media Maratón del Rock and Roll Madrid Maratón nos han facilitado esa inscripción conjunta, y yo corro con dorsal de invitado", dice Patxi.

"En el Maratón de Berlín del año pasado, a Roberto le tocó el dorsal en el sorteo. Se puso en contacto con ellos, les contó su caso y le respondieron que cuando fuéramos a recoger el dorsal pasáramos por la oficina de incidencias. Allí me dieron un dorsal, aunque no me dieron chip. Yo no figuraba en la clasificación final".

Recuerdan otras carreras en las que han recibido muy buen trato, como la Media Maratón de El Escorial, donde además dieron a Roberto un trofeo especial; y la Media Maratón por la Naturaleza, en Ávila, donde reciben la invitación de lo organización.

Patxi y Roberto, antes de una carrera
Patxi y Roberto, antes de una carrera

Amistad

Volver a correr le ha permitido a Roberto llevar mejor su ceguera. "He tenido la suerte de que mi familia me ha ayudado. Mi mujer sabe que para mí correr es una válvula de escape, y se ha esforzado para que yo corra". Así que, cada semana, espera con ilusión el sábado para salir a desgastar la zapatilla. "Es el momento de la semana que estoy deseando que llegue".

Entre semana, ya que no puede correr solo, intenta hacer ejercicio aeróbico, a base de spinning y de andar. "El deporte estático lo llevo mal. Decidí andar a ritmo fuerte y espero empezar a hacer natación dentro de poco".

Pero cuando llega el sábado la cosa cambia, porque no sólo corre y entrena. Además pasa un buen rato con un amigo. "Al principio correr con un ciego puede ser una labor social, cuando lo haces sólo unos días. Pero al final se transforma en amistad", cuenta Roberto.

"Sales con él, estás en su círculo de amistad", añade Patxi, que es apenas unos seis años mayor que Roberto. "Corres mucho tiempo con él y al final se genera un vínculo que va más allá del contacto ocasional. Tengo el gran honor de que Roberto sea mi amigo".

Corren juntos todos los sábados y las carreras que planifiquen. Entre semana, los compromisos familiares y laborales les impiden quedar, porque además viven muy alejados el uno del otro.
Patxi es amigo y guía principal de Roberto, pero no es el único. Cita a Carlos, Álvaro o Pedro, entre otros, también de Forofos de Running, donde Roberto ha encontrado una nueva familia, en este caso de corredores.

"He tenido la gran suerte de haber conocido a mucha gente, que ahora son amigos, se ha hecho un vínculo muy importante. Si no me hubiera quedado ciego, quizá no les habría conocido. Eso hay que valorarlo. Hay cosas malas que también traen cosas buenas".

Patxi Saavedra, guía, y Roberto Cordero, corredor ciego, participando en la Media Maratón de Burgos
Patxi Saavedra, guía, y Roberto Cordero, corredor ciego, participando en la Media Maratón de Burgos
SOBRE EL AUTOR

Luis Blanco
Periodista.<BR>Director de <b>A tu Ritmo</b>

www.correaturitmo.com


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