El Maratón de Berlín, desde dentro (y 2)
Por José Manuel Torralba para carreraspopulares.com
Una vez descubiertos los detalles que rodean a la Maratón de Berlín´en el artículo anterior , la Feria del Corredor y las cuestiones previas, vamos a vivirla carrera. Desde las zapatillas de nuestro colaborador José Manuel Torralba, que nos hace sentir la maratón en cada zancada.
Recorrido
Todo el que habla del recorrido de esta maratón, coincide en que es un recorrido “rápido”. Y de ello dan constancia los records aquí batidos, incluyendo mejores marcas personales de mucha gente. Desde el punto de vista del corredor, se tiene cierta sensación de que siempre se va en ligera pendiente hacia abajo. Es una sensación, porque de hecho hay subidas y bajadas, pero las subidas no se notan y las bajadas se agradecen. La carrera no tiene rectas infinitas y transcurre por muchos lugares arbolados, donde el sol no llega con facilidad al asfalto y, como ya he mencionado, hay mucho público durante todo el recorrido.
Además, pasa por algunos puntos realmente bonitos. El resultado es que es un recorrido casi perfecto. Además, en casi ningún sitio hay cuellos de botella, por lo que se puede correr bien casi desde el principio hasta el final, pese a la gran cantidad de corredores. El comienzo y el final en la zona más emblemática de la ciudad y rodeados por el Tiergarden, realmente espectacular.
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La carrera
En la salida hay tiendas habilitadas como vestuario. En todo el recinto reservado para los corredores, hay muchos voluntarios, donde regalan plásticos para protegerte del frío de la mañana. Para llegar al cajón de salida, hay que atravesar un buen trecho del Tiergarden, principal parque de Berlín. Son miles de corredores peregrinando solos, por parejas o en grupo. Con todo tipo de indumentarias contra el fresco. Ya en el corral, la ansiedad se va apoderando de casi todos, según se va acercando la hora de salir. Por megafonía van anunciando cosas (en alemán y a veces en inglés). La gente que trata de entrar en calor, da saltitos, hace estiramientos. Poco a poco se va llenando y hay un momento donde apenas te puedes mover.
El speaker presenta a las figuras que trescientos metros más adelante van a tomar la salida (entre ellos los dos poseedores del record del mundo masculino y femenino, ¡hay nivel!). La imagen es impresionante. A nuestra espalda la Puerta de Brandenburgo, a los lados el Tiergarden y enfrente la Columna de la Victoria.
Cuando suena el pistoletazo de salida una enorme bola de globos rojos se suelta y comienzan a subir hacia el cielo. Por la megafonía suena Syrius de Alan Parsons Project (la intro del disco Eye in the Sky). Muy, muy emocionante.
Desde el comienzo, ese recorrido tan favorable para el corredor te lleva en volandas, junto con el público que acompaña durante toda la carrera y desde el primer kilómetro (¿Cuándo veremos algo parecido en Madrid?). La carrera pasa por algunos lugares emblemáticos de la ciudad, pero también por muchos parques y zonas arboladas que hacen que el calor se note menos. Miles y miles de personas animan la maratón, es la fiesta de la ciudad.
La llegada
La llegada no puede ser más espectacular, teniendo el privilegio de pasar por debajo de la puerta de Brandemburgo. Como siempre, al llegar recibes el cariño (si, cariño) de los voluntarios, te cuelgan la medalla, te abrigan, y vas pasando por distintos puestos donde hay abundante agua, isotónicas, frutas de varios tipos, bolsa con más comida. Pese a que todo parecía abundante, no se ve un solo corredor protagonizar el más que bochornoso espectáculo típico de nuestras carreras (en España), de corredores cutres que acaparan todo lo que pueden pillar, a sabiendas que van a dejar a alguno sin aquello que le corresponde por derecho. Mucha gente y muy civilizada.
En la llegada también hay duchas. Eso sí, muy masificadas. Cientos de personas apelotonados como dios nos trajo al mundo en unas tiendas de campaña tipo militar, para acceder a una última tienda donde desde una tubería que pasa por el techo caen chorritos de agua caliente.
Mi aspecto de tal guisa era un poco lamentable después de la maratón, pero lo mismo podían pensar todos los que allí compartíamos desnudez. Aun así, el nivel de civilización que allí se vive, permite que la operación se realice con cierta rapidez. En mi mente de español, el hecho de dejar la mochila y bolsa con las zapatillas, la medalla, dorsal, gps, móvil, etc, sin ningún tipo de vigilancia mientras vas al chorro de agua caliente, produce un cierto desasosiego, pero todo el mundo lo hace y al volver, allí estaba todo. Y atravesado una explanada de césped justo detrás del famoso edificio del parlamento, te diriges al punto de encuentro con los familiares y amigos, muy cerca de la Puerta de Brandenburgo.
Berlin, una major, una gran maratón, una gran ciudad, una gran experiencia.
Puedes leer la primera parte de este artículo aquí