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¿Qué se pierde antes con la edad: la velocidad o la resistencia?

Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com

Uno de los temores de los que corremos, aunque no siempre lo expresemos en voz alta, es el de que nuestro rendimiento empiece a bajar con el paso del tiempo. Aunque la mayoría de nosotros estamos más preocupados de disfrutar de las carreras y de nuestros compañeros, no podemos evitar tener el ojo puesto en el cronómetro. Superar nuestras marcas nos hace sentir bien y es una motivación para seguir corriendo y entrenando.

Pero... ¿Qué pasa cuando dejemos de superar nuestras marcas en cada carrera? ¿Estamos preparados para que no tenga un impacto en nuestra motivación? Una forma para tratar de que no nos afecte es conocer cómo funciona nuestro cuerpo y qué pasará cuando nuestros músculos vayan cumpliendo años.

¿Nos hacemos más lentos o menos resistentes?

En una entrevista al entrenador americano Pete Magill contaba que que, primero, debemos pensar en la edad como un número, nada más. Nos recuerda que los cincuenta son los nuevos cuarenta y que lo importante es sentirse jóvenes de espíritu y el resto de cosas que nos decimos a nosotros mismos para mitigar la sensación de envejecer. Pero hay un hecho claro: con la edad, nuestras marcas se incrementan. Pone un ejemplo en él mismo. En la distancia de los 5000 metros, su mejor tiempo con 55-59 años es aproximadamente un minuto más lento que el que hizo con 45-49 (15:42 frente a 14:34). Volvernos más lentos es un proceso natural. Pero ¿Por qué sucede?

Una forma de entender qué pasa cuando envejecemos es hacer una comparativa de lo que pasa con los records por grupo de edad en diferentes pruebas, tanto de velocidad como de fondo. Por ejemplo, comparando los récords de España en las pruebas al aire libre de 100m, 5000m y maratón:

Si nos fijamos en los gráficos, vemos como, tanto en el caso de hombres como de mujeres, el porcentaje de “enlentecimiento” es más acusado en edades por debajo de 55 años, pero a partir de esa edad (en el caso de las mujeres antes, a partir de los 50), los tiempos records empiezan a ser proporcionalmente más lentos cuanto más larga es la prueba.

Parece, por tanto, que los sprinters notan más pérdida de rendimiento que los corredores de fondo en edades en torno a los 40-50 años, lo que quiere decir que la velocidad punta es lo primero que se pierde con la edad. Sin embargo, cuando pasa más tiempo y empezamos a acercarnos a los 60 años, nuestra pérdida de velocidad no es tan acusada, en cambio nuestro rendimiento en pruebas de larga distancia se ve más reducido.


Pérdida de velocidad con la edad

Fisiológicamente, en torno a los 20 años empezamos a perder fibras de contracción rápida e intermedia, en torno a un 1% al año, en un proceso conocido como sarcopenia. Por su parte, las fibras de contracción lenta, más presentes en las pruebas de larga distancia, mantienen su tono más estable a estas edades. No es extraño, por tanto, que los atletas pasen de pruebas más explosivas a pruebas más largas con el paso de los años, durante su carrera deportiva.

El sistema nervioso, que es quien controla el comportamiento de las fibras durante el ejercicio también empieza a degenerarse con la edad, ofreciendo un rendimiento menos eficiente en su tarea de dar órdenes a los músculos para que se contraigan y estiren.

Si quieres mitigar los efectos de la edad en tu rendimiento, los entrenamientos de fuerza son tus amigos.
Si quieres mitigar los efectos de la edad en tu rendimiento, los entrenamientos de fuerza son tus amigos.

Comportamiento de la resistencia

Un estudio de Sports Health de 2014 estimaba una pérdida de capacidad de resistencia (VO2max) de en torno al 10% cada década. Otro estudio de 2013 relaciona esta pérdida con una pérdida de la mitocondria celular, que interviene en el proceso de transformación de energía en los músculos. También se relaciona esta pérdida con la sarcopenia antes mencionada. Al usar principalmente fibras rápidas en carreras por debajo de 5K, la pérdida de éstas se convierte en una menor fuerza generada en nuestra zancada.

La buena noticia es que, a diferencia de los atletas profesionales, que compiten usando cada fibra y cada célula de su cuerpo, nuestra rutina sugiere que conservamos con la edad una relativa capacidad de mejora que puede ser entrenada para contrarrestar la inevitable degeneración muscular. De ahí que, con la edad, se haga más hincapié en el entrenamiento de fuerza y de series rápidas, de forma que podamos compensar de alguna manera lo que vamos perdiendo con los años.

En cualquier caso, también es necesario preparar la mente para los cambios que nuestro cuerpo está sufriendo cada día y saber que tenemos que renunciar a hacer las mejores marcas en algún momento de nuestra vida.

SOBRE EL AUTOR

Chema Martínez Pastor
Corredor Popular


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