Zurich Marató Barcelona, una historia por cada corredor
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
Una maratón no tiene una sola historia. Son los mismos 42 kilómetros y 195 metros para todos, pasan por las mismas calles, las condiciones meteorológicas son idénticas. Pero al llegar a meta, aunque haya sensaciones comunes, cada corredor contará una historia diferente. Cada uno la vive a su manera. Algo que ocurrió este pasado domingo en la 37 edición de la Zurich Marató Barcelona
Seguro que hay una historia de esfuerzo y trabajo tras la victoria del keniano Philip Cheryut Kangogo, que cruzó la meta el primero, 2 horas, 08 minutos y 17 segundos después del disparo de salida, en medio de aplausos y confeti festivo. Algo parecido a lo que ocurrió con la etíope Aynalem Kassahun, la primera mujer en la llegada, con una marca de 2.28.17.
Más motivadora e inspiradora es aún la historia de Carles Castillejo, el primer español en la Zurich Marató Barcelona 2015. Acabó la carrera en 2.12.03, su segunda mejor marca en la distancia y consiguiendo la mínima para el próximo mundial.
Su maratón tuvo momentos difíciles, corrió en solitario los 10 últimos kilómetros, sufrió en el último tramo de la carrera, pero los ánimos de su público le dieron alas para entrar en meta con la fuerza de un campeón. Fue el quinto clasificado de la general, llegando a escasos segundos del cuarto y por tanto de la potente legión africana dominante.
Pero esa no fue su principal victoria. Carles Castillejo ha pasado por verdaderos problemas en los últimos tiempos, debido a las lesiones. El doble campeón de España llegó a pensar que quizá no volvería a correr nunca más una maratón. Pero tras la carrera, reconocía el verdadero mérito de lo que consiguió en Barcelona: "Por fin puedo decir que, tras la lesión y un año y medio sin competir en la distancia, vuelvo a sentirme maratoniano. En el fondo, no puedo pedir más".
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Público y animación
Seguro que hay cientos de maratonianos que este pasado domingo, tras cruzar la meta de la Zurich Marató Barcelona, pensaron lo mismo. Corredores populares que han pasado por problemas similares y se han reencontrado con su victoria particular, la de vencer a las dificultades y superar un reto. Para algunos el reto era acabar su primera maratón; para otros mejorar su marca. Otros querían acompañar y ayudar a un amigo.
Y todos tienen mucho que contar sobre la carrera. A muchos les encantó el recorrido, a otros se les hizo pesado tener que correr por largas avenidas en los momentos más duros, cuando parece que el siguiente giro, el final de la calle, no llega nunca. Otros se fijaron en las decenas de grupos de música, batucadas y puntos de animación que se habían distribuido por todo el recorrido. Algunos paraban a bailar, otros saludaban.
Aunque hay algo en lo que coincidimos todos los que pisamos Barcelona este pasado domingo para vivir la Maratón. El público te lleva en volandas, hace el esfuerzo algo más liviano. Miles de personas se echaron a la calle a animar a los corredores y dar color a la ciudad. Y no se quedaron callados para ver pasar a los participantes. Jalearon y lanzaron gritos de apoyo y aliento.
Salvo algunas zonas algo alejadas, en casi todos los puntos del recorrido había un buen número de personas animando a ambos lados de la calle. Especial mención al paso bajo el Arco del Triunfo y a los metros finales, junto a la Plaza de España, abarrotados de público.
El muro
Esos ánimos ayudan a muchos corredores a continuar y esforzarse por llegar a la meta. Porque a veces las fuerzas flaquean y el ´tío del mazo´ hace las suyas. En Barcelona suele aparecer para algunos por la Avenida del Litoral y el Puerto Olímpico, pasado el kilómetro 33. Y los últimos dos kilómetros pueden hacerse duros, en la larga Avenida del Paralelo , una vez que dejas atrás la estatua de Colón señalando al horizonte.
Por suerte, los continuos avituallamientos (cada 2,5 kilómetros a partir del 5) están bien surtidos de agua, bebida isotónica, fruta o frutos secos. Es algo que muchos recuerdan y agradecen al terminar.
En la meta, algunos debieron esperar más de la cuenta en el guardarropa a que les dieran su bolsa. Por la mañana había pasado algo parecido antes de la salida, generándose un tumulto a la entrada del edificio donde estaba el ropero. Justo cuando los nervios están más vivos y el corredor quiere dejar su bolsa en el ropero, calentar y concentrarse para la salida. Un punto a mejorar y reforzar en una Maratón que tiene muchos motivos para ser una de las más importantes de Europa y la que más foráneos atrae en España. Más del 40% de los corredores en la Zurich Marató Barcelona eran extranjeros. Y eso se notaba en los gritos, en los acentos y en los colores de las camisetas.
Tras cruzar la meta, cada corredor se siente satisfecho a su manera, recoge la medalla y camina, dolorido pero con orgullo, a reencontrarse con los suyos y fundirse en un abrazo. Y no fueron pocas las lágrimas que se vieron en la meta de la Zurich Marató Barcelona el pasado domingo. Un gesto de un amigo durante la carrera, el apoyo de una esposa en los últimos metros después de kilómetros de dolor, el grito de ánimo personalizado de un espectador, el aliento de un voluntario, la lucha contra el sufrimiento superada.
Todo eso se comentaba este domingo tras la carrera en la meta junto a la Plaza de España. Como decía un buen amigo en ese momento, son sentimientos que sólo se pueden entender si corres una maratón. "Por cosas así corremos maratones".