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A nadie le gustan las lesiones. Pero estas, menos aún

Por carreraspopulares.com

Cuando ellas aparecen, nos invade la tristeza. No poder correr por cualquier motivo es muy duro para los que disfrutamos de esta afición. Pero no hacerlo por culpa de una lesión es algo muy poco satisfactorio. La sensación de impotencia es máxima, porque además, su aparición y recuperación no dependen completamente de nosotros.

¿Cuáles son las lesiones que más atormentan a los corredores? Como siempre, si alguna de ellas te afecta, no tardes en acudir a la consulta de un fisio.

Fascitis plantar

Un clásico de las vueltas de las vacaciones. Los síntomas: inflamación y dolores agudos en la planta del pie. Se trata de un problema bastante extendido y que, lamentablemente, no siempre tiene una rápida solución. Se suele describir como un dolor punzante en la planta, como si nos clavaran un clavo. Su aparición está relacionada con el uso de calzado inapropiado durante mucho tiempo (tacones, chanclas de playa muy planas...). También el sobreentrenamiento puede provocarla.

Lo peor de esta lesión es que sus síntomas no son continuos. En algunos momentos parece como si hubiera pasado, pero en realidad está ahí latente, y cuando llevamos varios kilómetros nos asalta o, lo que es peor, nos aparece cuando ya estamos en casa, en frío.

Para tratarla y prevenirla, los especialistas recomiendan fortalecer y estirar bien la musculatura del pie y talones. Un sistema muscular potente y una técnica de carrera dificultará su aparición
 

Tenidinitis aquílea

Como todas las lesiones que acaban en “-itis”, se trata de una inflamación. En este caso, del tendón de Aquiles, esa zona situada en la parte baja del gemelo, que lo une con la planta del pie por la parte posterior de la pierna. Se produce generalmente por la falta de irrigación sanguínea en esta zona. El talón de Aquiles es de las zonas más alejadas del corazón y, por lo tanto, de las que más riesgo tienen de sufrir falta de sangre en algún momento.

Usualmente relacionado con la fascitis plantar, la tendinitis del Aquiles se manifiesta como dolor en la parte posterior de la pierna, justo arriba del talón, en la banda gruesa de tejido que une los músculos de la pantorrilla al hueso del talón. Los corredores que sufren de tendinitis de Aquiles a menudo se quejan de hinchazón y dolor cerca del talón, que a menudo es agudo y puede ser incapacitante. Una musculatura débil o muy sobrecargada en tus gemelos puede ser la causa. También es conveniente repasar la pisada, pues una mala biomecánica puede provocar que se cargue de más esa zona.

Si es tu caso, paciencia. Y hielo y descanso. Lo principal es mantener la zona lo menos inflamada posible. Por supuesto, la fisioterapia te ayudará a la recuperación, activando la circulación de la zona y ayudando a reparar posible tejido dañado.


Síndrome de la cintilla ilitibial

La cintilla es de esas partes del cuerpo que sólo si corres puedes conocerla. Y casi todos los corredores hemos pasado por ahí en algún momento. La cintilla iliotibial, como su nombre indica, es un tendón que conecta la rodilla con la cadera, a lo largo del hueso de la tibia. El punto más complicado es la inserción de este tendón en el lateral exterior de la rodilla, que es la zona en la que se manifiestan los síntomas, los cuales son a menudo descritos “como si te estuvieran apuñalando”. Los que lo han sufrido cuentan que es un dolor repentino, que puede o no aparecer durante el entrenamiento, pero también cuando el músculo se queda frío, varias horas después de correr o después de estar sentados largo tiempo.

¿Por qué suele aparecer? Como siempre, por muchas causas, que se suelen resumir en dos: una zona más débil muscularmente y una sobrecarga en la región. La primera se soluciona estirando bien y realizando ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps y gemelo, mientras que la segunda, cuidando al máximo tu pisada (ojo a las zapatillas muy gastadas) y mejorando tu técnica de carrera.

La rodilla del corredor

Todos tenemos una. Bueno, mejor dicho, dos. Después de este chiste fácil, seguro que reconoces esta lesión si te hablamos de ella. Mucha gente la tiene o la ha tenido. Se trata de un dolo mientras corres en la parte delantera de la rodilla, justo por debajo de la rótula. Aparece y empeora con la intensidad al entrenar.

En este caso interviene, como antes, la musculatura circundante. Unos cuádriceps fuertes ayudarán a que la rodilla no soporte todo el ejercicio y no sufra tanto. La recuperación de esta lesión requiere descanso y la realización de ejercicios de fortalecimiento y estiramiento. Cuando aparece, debes evitar en la medida de lo posible correr sobre superficies duras.


Periostitis tibial

Lesión típica cuando estamos empezando. Sus síntomas son como pequeñas agujas que nos pinchan en la parte delantera de la tibia. Si se deja pasar tiempo desde su aparición, puede afectar incluso a la tibia, produciendo micro-fractura por estrés. En realidad, correr con este dolor es muy difícil, pues se acrecenta a cada paso. Una descompensación entre el volumen de entrenamiento y la musculatura es la clave para su aparición. Por eso, cuando se está empezando no se posee aún mucha fortaleza en esta zona y a los primeros esfuerzos se manifiesta. Pero también puede aparecer en épocas de mucha carga de entrenamiento. Vigila estos dos puntos para no tener que parar más de la cuenta.


Como ves, las lesiones más típicas (podríamos decir que un 90% del tiempo que estamos parados por lesión de lo debemos a estas “cinco magníficas”) se deben a un volumen de entrenamiento que la musculatura no está preparada para soportar. Por eso es importante realizar ejercicios de fuerza que nos ayuden a dar al sistema muscular la suficiente energía como para sostener el ejercicio y detener posibles sobrecargas. Por otro lado, unas incorrectas pisada o técnica de carrera pueden provocar estos desequilibrios que se transformen en lesión.

Si estás ante una de estas, mucho ánimo y paciencia. Y si no, ya sabes: ¡prevenir es curar!


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