Corriendo tras un sueño
Por carreraspopulares.com
La línea del meta del Retiro recibía cada vez a más corredores. Decenas de ellos entraban cada minuto tras completar los 21 kilómetros recorriendo las calles de Madrid. Pero entre ellos se podía distinguir fácilmente a los que habían ido marcando el ritmo para que muchos pudieran obtener la marca deseada. Se les identificaba porque llevaban sobre ellos un gran globo de color amarillo con el tiempo objetivo impreso en él.
Y entonces, portando el globo de 1 h 45´ apareció José Luis Basalo, rodeado de un grupo de entusiastas y felices corredores que concluían el Asics Medio Maratón Villa de Madrid en el tiempo previsto. Para otras liebres podía ser un trámite más, una bonita experiencia. Pero José Luis acababa de cumplir un sueño. Porque acababa de cerrar un círculo en su carrera favorita, esa a la que ha estado ligado desde que empezó a correr.
La historia como corredor de José Luis (48 años, consultor informático) empezó hace algo más de 5 años. Un accidente de tráfico le dejó varias semanas de baja. No fue algo muy grave, pero le generó molestias en cuello y espalda. Un día, caminando por el parque El Paraíso, del barrio madrileño de San Blas, se encontró con un viejo amigo del colegio, al que hacía mucho que no veía. Su amigo iba corriendo.
A José Luis nunca se le había pasado por la cabeza eso de correr. Llevaba una vida sedentaria, sin controlar su alimentación. Pesaba 93 kilos, lo que supone un importante sobrepeso para alguien con una estatura de 167 centímetros.
Pero aquel encuentro cambió algo en él, y empezó a trotar algunos días con su amigo. "Te preguntas si será capaz. Y te respondes, ¿por qué no?", relata el propio José Luis. "Es la típica motivación inicial, y tienes a alguien que te va empujando, te va enseñando".
"Como me encontraba mejor, seguí corriendo", continúa. Su amigo, ese que le motivó para echar a correr, dejó de hacerlo. Pero para José Luis ya no había marcha atrás. Se había empezado a enganchar a un deporte que ha cambiado su vida.
Los primeros meses transcurrieron trotando por el mismo parque El Paraíso. Al principio le costó. "Imagina lo que suponía para un elefante como yo empezar a correr apenas 3 kilómetros", apunta. Ese era el perímetro que tenía el parque. Pero la constancia, y lo saben bien todos los corredores, da sus frutos, y poco a poco José Luis empezó a aumentar el número de kilómetros que corría y a reducir su peso.
En un año perdió más de 10 kilos. Así que el parque se le quedó pequeño. "Cuando vas mejorando, te empiezas a creer un poco más a ti mismo. Piensas que eres capaz de hacer muchas cosas, crece tu autoestima". Junto al parque El Paraíso hay un carril bici, que fácilmente te lleva al parque Juan Carlos I. Así que las salidas a rodar se prolongaban cada vez más. Y los kilos seguían desapareciendo.
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En tres años llegó a perder 29 kilos. Lo recuerda perfectamente porque lo estuvo controlando y lo tenía anotado. "Acudí a una farmacia donde había una dietista y me hizo una valoración", cuenta. "Me puso un plan, una dieta sana. Poco a poco tu cuerpo se va acostumbrando y ya no echas de menos el Donuts de la mañana. Piensas que es mejor tomarte una manzana".
Pero mientras perdía kilos, su pasión por correr aumentaba. Aún pesando más de 90 kilos, poco después de empezar a dar zancadas en este deporte, en septiembre de 2009, participó en su primera carrera, la de La Melonera, de 10 kilómetros, en el distrito madrileño de Arganzuela. Corría con un sobrino, ya experimentado. En los 100 primeros metros, José Luis se quedó descolgado. "Acabé reventado, pero la acabé".
Y no pasaron muchos meses hasta que se atrevió con su primer Medio Maratón. Y fue, ¿cómo no? el Asics Medio Marartón Villa de Madrid. Fue en abril de 2010. Lió a algunos compañeros de la oficina, a personas que corrían y a otras que no. Se situaron en el recorrido para animar. Aún rondaba los 90 kilos de peso en ese momento. Entró en la meta con una compañera cuando el reloj marcaba 2 horas y 10 minutos. "Tengo mucho cariño a esa carrera, era una proeza para mí seguir superándome. Recuerdo aquel día y se me ponen los pelos de punta".
Aquello no hizo más que seguir alentando sus ganas de ir más allá, de disfrutar mucho más corriendo. Y a los beneficios físicos y psicológicos que le aportaba correr, se le unieron los sociales. "Mis relaciones en este mundillo son cada vez más amplias, y conoces a gente que te propone nuevos retos. Compartes experiencias, carreras y también el pre y el post", explica.
De hecho, José Luis es muy conocido por simpatizar con muchos grupos de corredores populares en Madrid, y portar diferentes camisetas de cada uno de ellos. Drinking Runners, Beer Runners, Tapieros, Forofos del Runnig... Y luego está su club, del que viste sus colores orgulloso en competiciones oficiales: el Club Atletismo Suanzes, de su barrio, San Blas.
Las carreras se hacían cada vez más largas y la ambición crecía. José Luis hizo su primera maratón en Madrid, su ciudad. Y a esta siguieron muchas, hasta una docena. Pero no se detuvo ahí. Le tiraba la montaña, y la ultradistancia. Ha corrido dos veces la Madrid-Segovia, de 102 kilómetros. Y en 2014 se sorprendió a si mismo acabando noveno en la general, tercero en su categoría y bajando por un minuto de las 10 horas. Todo un logro. "Llegué mucho antes de lo esperado, con geniales sensaciones, y pude celebrarlo allí con la gente que más me quiere".
Sus tiempos en maratón también fueron reduciéndose, hasta bajar de tres horas en Valencia apenas unas semanas después de su gesta en la Madrid-Segovia.
Todo esto ha cambiado su vida. Y la de su familia, que le apoya de forma incondicional. Tiene dos hijos, un chico y una chica. Ella vive como nadie las "victorias" de su padre. "En la Madrid-Segovia entré en meta con ella, como siempre, y su cara lo decía todo. Que tu hijo te mire así es algo muy especial".
"Es muy bonito sentirse apoyado por los que más te quieren", dice José Luis. Incluso su mujer se animó hace un tiempo y empezó a correr. Participa en algunas carreras cortas.
"Mi vida ha cambiado totalmente", confiesa José Luis. "A nivel personal no me reconozco, soy mucho más abierto, divertido, social. Ha cambiado mi forma de divertirme. Una carrera es muy importante, sobre todo si la voy a competir, así que procuro comer adecuadamente. A nivel de amigos tengo una gran red social a mi alrededor. Corriendo nunca estás solo. Y luego siempre hay plan para tomar una cerveza".
A pesar de su entusiasmo, José Luis sabe bien dónde está su lugar. "Soy un corredor popular. Alguna vez he ganado una carrera en un pueblo, pero no es tan relevante. Lo que me encanta es pasármelo bien". Y le gusta ayudar a los demás.
Cumplir un sueño
Por eso el pasado 29 de marzo, José Luis Basalo llevó el globo de 1 h 45´ en el Medio Maratón de Madrid. Una carrera a la que no ha fallado desde la primera vez que la corrió. Y ya van seis ediciones. Se ha enamorado de este medio maratón.
"Es un clásico, recorres el centro de Madrid. Es una carrera que me genera sensaciones muy buenas, porque pasas por calles muy conocidas y siempre hay gente conocida que se anima a empujarte".
La primera vez que la corrió, allá por 2010, llevaba una rodillera, ya que su sobrepeso le generaba dolor en la articulación. Desde entonces hasta ahora, con unos 70 kilos de peso, las cosas han cambiado mucho.
Y decidió que quería hacer la carrera como liebre, marcando el ritmo. "Yo siempre que había visto a alguien llevando un globo de tiempo había pensado que era una persona muy capacitada, tenía una envidia sana, veía cómo marcaba el ritmo, cómo llevaba y animaba a otros corredores", cuenta.
"Me llamaron de la Agrupación Deportiva Maratón (organizadores del Asics Medio Maratón Villa de Madrid) y me lo propusieron. Para mí fue un regalo muy especial". Era algo que le hacía sentirse importante. "Las sensaciones son difíciles de describir. Tenía que ir animando, recogiendo gente que se quedaba por delante, explicar el recorrido", describe.
Pero José Luis quería que esa experiencia fuera aún más especial. Así que en las redes sociales hizo un llamamiento a amigos y conocidos, a todos esos grupos de corredores populares con los que comparte kilómetros cada semana, para que se unieran a su grupo de 1 h 45´. Y logró juntar a muchos a su alrededor.
Cruzó la meta cuando el reloj marcaba un tiempo de 1hora y 49 minutos; pero el tiempo neto, el que vale, fue de 1 hora 44 minutos y 56 segundos. "Clavamos el tiempo". Una vez parado el reloj, buscó a aquellos con los que había compartido la carrera y se abrazó con ellos. Había cumplido un sueño y su querido Medio Maratón de Madrid le había devuelto con creces todo lo que él le había dado durante todos estos años. Una historia que no ha hecho más que empezar.