Corredor: ¿qué calzado debes llevar en casa?
Por Rubén Sánchez-Gómez para carreraspopulares.com
El tema del calzado en el hogar es un asunto que ha traído siempre cierta controversia entre los diferentes especialistas en la materia. Algunos abogan por la sensibilidad o la característica sensorial de poder ir descalzos en casa. Pero ir descalzos en casa solo debería estar recomendado para aquellas personas que no tengan ninguna patología en el pie. Las que tengan alguna patología en el pie pueden agudizar su lesión.
Hablando de los corredores en concreto, y presuponiendo que no tuvieran ningún tipo de lesión en el pie, andar descalzos por casa, lejos de relajar la musculatura del pie, la va a cansar o fatigar más. El hecho de estar en contacto con un suelo duro en casa andando descalzo fatiga la estructura intrínseca muscular del pie y eso puede provocar a la larga sobrecargas o futuras lesiones. Por lo tanto, la primera recomendación es andar siempre calzados en casa.
¿Qué calzado debemos seleccionar?
La regla de oro es que sea una zapatilla cómoda y para esto lo más importante es que sea mullida. El recubrimiento interno de la zapatilla puede ser de muchos materiales: piel de borrego, piel de oveja, algodón o lana. En definitiva, tiene que ser una estructura que por dentro esté amortiguada.
La segunda característica que debemos buscar es que sea una zapatilla cerrada en la parte del talón, para evitar el “chancleteo”. Si cuando vamos andando por casa la zapatilla está abierta, provocará que al levantar el talón del suelo la zapatilla no nos acompañe en el despegue, se seguirá quedando pegada al suelo. Y eso generará lo que denomino un “chancleteo”, que puede originar problemas de dedos en garra o incluso algún tropezón y accidente doméstico.
La tercera característica es que sean zapatillas con un buen recubrimiento plantar. Es decir, que tengan una buena suela, con un grosor aproximado de un dedo o dedo y medio de grosor. Y que la suela sea de goma. Debemos evitar zapatillas que tengan poca estructura, como las zapatillas de lona o de tipo calcetín, o las que son de tela. Todo este tipo de calzado son más bien guantes para el pie que zapatillas, no protegen al pie del suelo y sería prácticamente como andar descalzos.
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La estructura de estas zapatillas debe ser flexible. No es recomendable que sea del todo rígida, porque entonces no vamos a notar el cambio entre venir calzados de la calle y calzarnos en casa, por lo tanto se recomienda que sea un zapato ligero y flexible.
Y una última recomendación, que se tiene poco en cuenta pero es muy importante ahora en invierno: no debes utilizar la misma zapatilla de estar por casa para salir de la ducha. Cuando salimos de la ducha lo hacemos con los pies mojados y, aunque los sequemos con la toalla, el pie puede estar húmedo.
Si metemos ese pie húmedo en una zapatilla mullida de algodón, esa humedad se puede quedar dentro de la zapatilla y provocar a la larga problemas de hongos. Para evitar esto, es recomendable utilizar una chancla de piscina para salir de la ducha y cuando ya tengamos el pie seco utilizar la zapatilla de estar por casa.
En resumen: para los corredores, es recomendable utilizar cuando estén en casa una zapatilla cómoda, mullida, con buena suela y cerrada en la parte posterior del talón.