La técnica de carrera viene determinada por el gesto deportivo y éste, a su vez, por la buena salud muscular del corredor.
Al igual que estar tumbado en la cama durante mucho tiempo nos debilita muscularmente y luego necesitamos un periodo de adaptación hasta para incluso poder volver a caminar de manera normal en ciertos casos de reposo prolongado por enfermedad, tener una vida sedentaria también puede provocar una hipotrofia e hipotonía muscular y una ganancia en la cantidad de grasa en nuestro aparato locomotor.
En concreto, los principales músculos que se pueden ver debilitados por estancias prolongadas en una silla y que un runner notará, son:
- Debilitamiento de la musculatura glútea, fundamental para guardar un correcto equilibrio lumbopélvico durante la carrera, adaptación y absorción del impacto contra el suelo, así como para una buena tracción en el propio gesto de correr; eso se traducirá en falta de potencia, y mayor aumento del cansancio en carrera.
- Debilitamiento abdominal: el core (musculatura que comprende toda la faja lumbopélvica y abdominal del tronco inferior) es básico para correr en una posición erguida que garantice la práctica de la carrera lejos de lesiones inoportunas. Cuando nos sentamos, tendemos a aflojar dicha musculatura por relajación, lo que conllevará a su debilitamiento progresivo.
- Hipotonía de cuádriceps: la musculatura anterior de la pierna, responsable de la extensión de rodilla y de la estabilidad rotuliana, es crucial para cualquier corredor; junto con los isquiotibiales y los glúteos, son el principal grupo muscular que nos hace tener fuerza para correr. Cuando corremos sin fuerza, tarde o temprano aparecerán las lesiones.
Cualquier actividad sedentaria es perjudicial para nuestra salud: cogemos peso, perdemos musculatura y flexibilidad y alteramos constantes vitales como nuestra tensión arterial y pulsaciones cardiacas. Por tanto, aunque no se sea corredor, hay que levantarse de la silla al menos una vez cada 45 min, según los últimos estudios.