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Relato: El runner de la Luna Llena

Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com

Al principio nadie se fijaba en él. Un corredor solitario, que hacía su recorrido por la zona del parque más pegada a la carretera. Si te fijabas en él desde el banco que había al principio del parque, podías verle pasar algunas noches, equipado como cualquier otro runner. Puede que vistiera siempre la misma camiseta negra sin mangas. Y, si tenías la paciencia suficiente de quedarte en ese banco, probablemente le volverías a ver, cincuenta minutos o una hora después, haciendo el mismo recorrido pero de vuelta. Nunca nadie le siguió, así que es imposible saber de dónde viene.

El parque por el que corre está lleno de runners. Por eso es difícil distinguirle cuando pasa. Corredores que van y que vienen. O que se paran en una esquina del parque mientras descansan de sus series. Que hacen cola en las fuentes las tardes calurosas de verano. A este corredor no se le vió beber en esas fuentes. Siempre corría de noche, también lo hacía en noches calurosas. Siguiendo el camino por el que siempre corre, al final del parque tendrá que abandonar su recorrido por la continuación del carril bici, que atraviesa un puente y continúa por el bosque. Los edificios y el asfalto acaban en este lado del puente, así que el camino por el que se pierde le lleva a un bosque donde la luz de las farolas ya no te acompaña. Lo sé porque yo también voy por ese bosque, a veces.

Pero al principio nadie se fijó en este runner. Bueno, ni al principio ni ahora. Hoy ha vuelto a pasar. Como hace cuatro semanas. Y como cuatro semanas antes. Nadie se ha dado cuenta, pero este runner de camiseta negra sin mangas sólo viene a correr al parque una noche cada mes. Casualmente, la noche en la que la Luna alcanza su fase de máximo brillo. Sólo sale a correr con la Luna Llena.

¿Será como yo?

Si me he fijado en él ha sido por azar. Ya que yo nunca corro fuera del parque. En realidad llevo poco corriendo y a los veinte minutos me vuelvo a casa. Es difícil mejorar tus ritmos si solo corres un día al mes. Si solo corres cuando hay Luna Llena. Ni siquiera sé por qué lo hago, pero no lo puedo evitar. Cuando la oscuridad del día nos muestra una Luna completa, el día 24 de cada ciclo, tengo que ponerme mis zapatillas y bajar a la calle. Mi cuerpo se mueve solo, en busca de un destino que no alcanzo a comprender. ¿Por qué corro? ¿Y por qué no puedo dejar de hacerlo?

Hoy he decidido esperar al corredor de negro. Tengo que preguntarle si a él también le pasa. Si de repente un día comenzó a correr sin hacerse más preguntas. A mí no me gustaba correr. Demonios, si casi no me gustaba hacer deporte. Ahora hasta me he comprado unas Nike Lunarglide, que escondo en el fondo del armario. No le he dicho a nadie que corro. Pero hoy se lo voy a decir a él. No quiero pensar que estoy sola en esto. Si el corredor de negro tarda una hora en hacer su recorrido es porque lleva más tiempo que yo corriendo, tal vez me pueda ayudar.

Claro que, pensándolo bien, la zona del bosque está tan oscura que sólo se puede correr por allí cuando la luz de la Luna Llena ilumina el suelo...

SOBRE EL AUTOR

Chema Martínez Pastor
Corredor Popular


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