Atletas que debieron pasar a la historia: Edwin “Teddy” Flack
Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com
En realidad, Edwin “Teddy” Flack sí es un atleta que ha pasado a la historia. O, al menos, podemos encontrar referencias a su carrera y éxitos en Australia, en la ciudad de Berwick. Aunque de origen inglés, esta ciudad del estado de Victoria, a 40 kms de Melbourne, fue a la que su familia se trasladó siendo él muy pequeño. En Berwick, hoy, podemos encontrar una estatua de bronce que le recuerda, entre otras cosas, por ser el primer campeón olímpico de los 800 y los 1.500 metros.
Pero lo que hace verdaderamente interesante su historia es, como pasa con muchos deportistas de su época, la relación tan peculiar que tuvo con el atletismo. De 1892 a 1894, Flack comenzó a despuntar en competiciones de media distancia, en categorías amateur, compitiendo con el club Melburnian Hare & Hounds, en la entonces colonia británica de Victoria. En 1892 consiguió una tercera plaza en un cross de 10 millas del campeonato de Victoria, con un tiempo de 1h02’42”. Esto, pasado a una unidad de medida actual, estaría en torno a los 3’40” el kilómetro.
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Un año más tarde, en los juegos “autralasianos”, que reunían a atletas de las colonias británicas de los continentes oceánico y asiático, fue campeón en la distancia de la milla (4’44”). Un par de victorias más en los juegos de Victoria fueron sus últimos logros en suelo australiano, antes de partir de nuevo a Londres para trabajar de contable y ser entrenado en el London Athletic Club.
Gloria y desastre olímpicos
Participar en los juegos olímpicos no era entonces la experiencia placentera que es hoy en día, donde los atletas son llevados en volandas de la villa olímpica a las competiciones y donde se les facilita en la medida de lo posible su descanso y recuperación. Tampoco es que estuvieran tan bien organizados como lo están hoy en día. Edwin acudió a la cita olímpica (la primera de la época moderna) tras un tortuoso viaje en tren y en barco que le llevó más de seis días y donde sufrió en forma de graves mareos las inclemencias del mar. Sin tiempo para recuperarse, en los primeros días de competición había ganado dos medallas de oro en 1.500 y en 800 metros, imponiéndose a rivales como Arthur Blake, el favorito norteamericano.
Como probablemente no había demasiado control en los listados de participantes (por supuesto, ni pensemos en clasificaciones mundiales o en mínimas para participar), se apuntó varios días después para participar en la que sería la primera maratón olímpica de la historia. A pesar de no haber competido nunca en distancias superiores a las 10 millas, Teddy se aventuró y casi sale bien parado y con un lugar mayor en la historia. A falta de tres kilómetros encabezaba la prueba, tras haber dejado atrás al francés Albin Lermusiaux , pero las condiciones climatológicas y el esfuerzo realizado hicieron que Flack se desvaneciera y cayera al suelo. Conmocionado aún, al tratar de ser levantado por un espectador griego, se enfrentó a él y le propinó un golpe en el estómago, lo que se tradujo en su descalificación inmediata. Aquella carrera, como sabemos, la ganó el ateniense Spiridon Louis.
No contento con eso, Edwin participó también en la competición individual y de dobles en tenis, llegando hasta el tercer puesto en la competición por parejas, aunque en aquellos tiempos la medalla de bronce para el tercer cajón no existía.
Flack no volvió a competir a ese nivel ni a ganar nada más. El resto de su vida se dedicaría a su familia, regresando a Australia poco después de las olimpiadas (en realidad, Australia no existió como tal hasta 1901), formando parte del comité olímpico del país y ejerciendo como representante del mismo. Murió a los 61 años en el Berwick de su infancia.