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El día tonto en tu entrenamiento para el maratón

Por carreraspopulares.com

Cuando planificamos (o, mejor: nos planifican) un entrenamiento para correr un maratón, hay todo tipo de sesiones. Unas para aumentar la fuerza muscular, otras para favorecer el desarrollo de la resistencia cardiopulmonar. Otros, simplemente, son de recuperación. Hay muchas teorías y sistemas de entrenamiento, pero no vamos a entrar en ellas.

Hoy, de lo que os queremos hablar es de los “días tontos”.

Y no digas que no sabes de qué hablamos. Si no has tenido días tontos entrenando es que algo estás haciendo mal. Que estás pasando demasiado tiempo en tu zona de confort. Se podría decir que un día tonto sirve más al entrenamiento que veinte “días buenos” (estamos exagerando, que no se nos enfade ningún entrenador).

¿Qué podemos considerar un día tonto?

Un día tonto es aquel en el que, independientemente de la dureza del entrenamiento que te toque, y de lo duro o sencillo que haya sido tu día, cuando llevas un rato corriendo, tu cuerpo y, sobre todo, tu cabeza, empieza a decirte que no puede más. Por mucho que lo intentes, te es imposible conseguir los ritmos marcados, tus sensaciones son horrorosas, piensas que ni de broma vas a poder acabar ese maratón para el que estás entrenando.

¿Y por qué sucede? Sería muy difícil rastrear el origen porque, bien mirado, no hay nada que sea diferente a ningún otro día que has entrenado. No estás más cansado que otras veces, seguro que has entrenado bien el resto de semana. Has dormido bien, has comido adecuadamente... pero nada, que no hay manera. Seguramente será por la acumulación de la fatiga de los entrenamientos, más que nada a nivel mental. Salvo que haya algún problema físico, no deberías preocuparte.

¿Qué hacer ante un día tonto? Lo primero, relativizar. Tener un día en el que no completes tu entrenamiento no es preocupante. De hecho, forzar determinadas sensaciones puede hacer que acumulemos más tensión aún y que desemboque en una situación peor. Tienes que evaluar si merece la pena acabar, aunque sea a un ritmo más lento o, simplemente, hacerle caso a la cabeza y volver a casa a descansar. Tener un día de bajón es la constatación de que somos humanos, ya que un plan de maratón es una exigencia altísima y nos pone a prueba en cada momento. Completar un plan de maratón sin fallar ni un día es algo que no está reservado para el corredor popular.

Y, como esta situación es inexplicable, tal vez en tu próximo entrenamiento consigas acabar con unas sensaciones mucho mejores. ¿Por qué esa diferencia? Da igual, no tienes que razonarla. Sólo intenta aprender de las señales de tu cuerpo. Un día tonto nos ayudará a eliminar ese exceso de confianza que a veces puede jugar en nuestra contra. Añadir un punto de humildad y recordarnos, de paso, que con el maratón no se juega.


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